El autor rescata las tradiciones y leyendas de la mina y se convierte en un cronista del mundo fantástico que emerge del socavón con naturalidad el imaginario del minero boliviano a través de una serie de cuentos en donde quedan plasmadas las desdichas y esperanzas utilizando como marco de encuadre a uno de los personajes más emblemáticos El Tío de la Mina.